lunes, 20 de octubre de 2008

¿Crisis, recesión o depresión?

Cada día que me levanto es un día diferente, pero hay algo que se repite día sí y día también. Eso que viene a repetirse cada día y es lo que hace que a veces parezca el mismo día son los titulares de la prensa escrita, los telediarios y en fin cualquier medio de comunicación. En pocos meses he leído todo tipo de titulares, siempre aludiendo al mismo tema, y viendo las mismas palabras repetidas varias veces en las portadas de los periódicos. ¿Quién no ha visto recientemente en alguna parte, ya sea escrito o en boca de todos palabras cómo, crisis, recesión o huracán financiero? Es lo que nos inunda día a día en nuestra rutina diaria, pero ahora envueltos en plena crisis económica, no estaría de menos mirar atrás y ver cómo comenzó todo esto.
Supongo que en mente de todos, está, que de la noche a la mañana, alguien hizo mal algo o algunas cosas y sin quererlo y sin previo aviso llegó la temida CRISIS.
Pues bien, aunque así lo creamos, esto es algo que se comenzó a preconizar meses o mejor dicho años atrás, y quizá haya que remontarse al año 2002 o 2003, sí aquellos años en los que nadie le daba importancia a la inflación, el paro o cualquier dato macroeconómico que hoy en día tenemos todos en mente hasta el punto de que parezcamos funcionarios del INE (Instituto Nacional de Estadística), ya que parece primordial saber, y lo digo porque muchos ya lo saben, que la inflación ha tocado el techo del 5,2%, el Euribor el 5,5%, el paro el 12,5% y así podría continuar con una tabla que reflejase los macro datos que justifican el paradero en el cual nos encontramos ahora mismo.

Pues bien, volviendo a los mencionados años 2002-2003, estos eran los felices años 0, aludiendo al sarcasmo en comparativa con los felices años veinte que dieron paso al crack del 29 y la posterior depresión económica. Los tipos de interés, es decir, el coste del dinero, no era más que del 2%, una cifra mágica para muchos, en especial para aquellos que les gustaba endeudarse hasta límites insospechables, ya fuese con la adquisición de una vivienda, vehículo o toma de dinero para la adquisición de cualquier tipo de bien.
En el momento que todos nosotros en conjunto hacíamos uso de este mecanismo de préstamos crediticios y abusamos de él, con previo consentimiento de los intermediarios financieros (bancos, cajas de ahorros, etc) y las autoridades monetarias (BCE, Banco de España, etc) satisfacíamos nuestras necesidades personales con la adquisición de todo tipo de bienes, pero sin pensar lo que ello podría suponer en un futuro no muy lejano, un futuro que ahora se está traduciendo en presente, un presente muy oscuro.



Durante años hemos disfrutado y hemos enriquecido nuestras economías personales, a base de unos tipos de interés irrisorios y la especulación inmobiliaria, motor de la economía Española y que ahora, una vez ha estallado la burbuja especulativa, nos deja muy mal parados en esta tormenta financiera global.
Pero todo lo expuesto hasta ahora se refiere a la microeconomía, pequeñas acciones de cada persona que forma los eslabones de esta sociedad. Pero habría que comenzar por mirar dónde estalló el principio de la actual crisis, y aunque muchos no lo crean, tiene fecha, un 8 de Agosto de 2007.

Este fue el primer día, en el que muchos bancos al acudir al mercado interbancario, ese mercado en el cual unos bancos se prestan dinero a otros para satisfacer sus demandas de liquidez, comenzaron a notar algo que en días, meses y años previos no habían notado, era la tos de una gripe que se estaba incubando, y esto era la falta de liquidez.

En este día tan marcado, quienes tengan oportunidad de leer los titulares de la prensa de aquél día sólo verá titulares cómo: “El BCE inyecta 80.000 millones de euros de liquidez”,” la FED inyecta 60.000 millones de dólares en el sistema financiero”. Todo esto que muchos pensamos que se trataba de una noticia sin importancia alguna, como algo que sucedía puntualmente por algún motivo, era el comienzo de todo lo vivido en 14 meses que han transcurrido desde aquél día.
Este fue el día en el cual estalló la CRISIS SUBPRIME, hipotecas concedidas en EE.UU. a gente que no tenía buen crédito o avales suficientes para pagar el mencionado préstamo, y que partiendo con la idea de que la vivienda no bajaría (especulación inmobiliaria) si este no podía pagar la casa, con la revalorización de la vivienda, el banco no asumiría pérdida alguna. Teóricamente ningún banquero, economista cometió error alguno, ya que según lo expuesto, todo debería funcionar según lo previsto, el problema surgió cuando esa burbuja especulativa estalló y la vivienda no sólo ya no subía de valor, sino que comenzó a bajar vertiginosamente.

Visto esto, el error fue creer que las viviendas nunca bajarían de valor, y el error número dos fue no tener un plan B.


Así en cuestión de pocos meses, con unos tipos de interés en aumento debido a la alta inflación y un exceso de liquidez en el mercado, condujo a la gente a no poder asumir sus créditos e hipotecas, comenzando a dejar de pagar todos estos préstamos sin que el banco obtuviera plusvalía alguna por todas estas viviendas y activos, ya que se estaban depreciando en el mercado inmobiliario.
Todo esto condujo a que los bancos, al principio unos pocos y luego ya muchos, en la actualidad TODOS, comenzaran a tener problemas de liquidez, hasta que se llegó al mencionado día, 8 de Agosto de 2007, fue el día en que a ningún banco le sobraba liquidez, y las autoridades monetarias a ambos lados del Atlántico, FED (Reserva Federal) en EE.UU y BCE (Banco Central Europeo) en Europa tuvieron que inyectar dinero de sus propias arcas para que no cundiera el pánico entre los bancos y consecuentemente entre sus clientes, y esos somos todos.

¿Qué hubiera sucedido si en ese mencionado día, las autoridades monetarias no hubieran ayudado a los bancos con estas masivas inyecciones de liquidez? Pues muchos de nosotros hubiéramos ido al banco a sacar dinero como cualquier otro día, y para sorpresa nuestra, nos hubieran dicho que el Banco no disponía de efectivo. Lógicamente por sentido común, la primera reacción sería sorprendernos de que un banco nos diga que no tiene dinero, y así hubiéramos ido a otra sucursal próxima del mismo banco. Aquí hubiera venido la segunda sorpresa, y aún mayor, la segunda sucursal nos dirían que tampoco hay dinero y ya en un estado de nerviosismo hubiéramos ido a la tercera sucursal más cercana a sacar dinero. Por último esta tercera sucursal nos diría que tampoco tiene dinero y entonces el pánico habría sucumbido entre todos nosotros, acudiendo a las pocas entidades bancarias que tuvieran dinero a retirar nuestros depósitos, fondos, y todo capital por la desconfianza, conduciendo en cuestión de horas, a la quiebra del banco.

Cómo hemos podido observar, no se trata de una recesión económica que parte desde una única vertiente, ya que para llegar a esta situación han confluido diferentes factores entre los mencionados de la burbuja inmobiliaria, una política monetaria contractiva con un aumento de los tipos de interés por parte de los bancos centrales, la concesión de créditos con poco rigor y cabe también destacar el aumento vertiginoso del precio del petróleo en meses pasados, por el aumento de la demanda por parte de las nuevas potencias emergentes, en especial China e India y más tarde por usar esta materia prima cómo un valor refugio por parte de los inversores de todo el mundo, ante la volatilidad vivida en los mercados de valores y más concretamente en la renta variable.

Las diferentes medidas y políticas tomadas por los organismos monetarios internacionales y los gobiernos de las potencias económicas (G-8) parecen encaminar la crisis actual a retomar una senda estable en el panorama económico internacional.

Entre estas medidas cabe destacar las siguientes:

1. 700.000 millones de dólares aprobados por el congreso de EE.UU. para nacionalizar los 9 bancos más grandes estadounidenses (Citigroup, Bank of America, Wells Fargo, etc) con la adquisición de acciones y comprar parte de los activos tóxicos. Todo ello tras la quiebra de Lehman Brothers, y el rescate por parte del gobierno americano de compañías del prestigio de Fannie Mae, Freddie Mac, AIG, Bearn Stearns.

2. La subida de los tipos de interés por parte del BCE hasta el 4,25% y del 5,25% por parte de la Fed. Todo ello con el objetivo de reducir la masa monetaria y así abordar el problema de la inflación, llegando a estar en el 5% en EE.UU. y en el 4,2% en la Eurozona. Una vez ha remitido la presión inflacionaria por la bajada del petróleo y los alimentos, estos han optado por comenzar a bajar sus respectivas tasas de interés, aunque no de igual manera, tomando una postura más agresiva la Fed al reducirlos del 5,25% al 1,5% en cuestión de un año, y de manera más armonizada el Banco Central Europeo, reduciéndolos en la bajada pactada por todos los Bancos Centrales (Japón, UE, Suiza, Suecia, EE.UU, Canadá) en medio punto porcentual, que se traduce del 4,25% hasta el 3,75%, y comenzando la senda bajista de tipos que debería dejarlos para finales de 2009 en el 2,5% para reactivar las economías Europeas, muchas de ellas entrando para finales de este presente ejercicio en recesión económica al encadenar dos trimestres consecutivos con un crecimiento negativo.

3. Aumento del respaldo por parte de los gobiernos a los depósitos en la banca de cada país, aumentando de 20.000 € a 100.000 € en países como España, y de 20.000 € a 50.000 € en el marco de la Unión Europea. Algunos países como Alemania ante el miedo desatado por la fuga de capitales a otros países con mayor respaldo, han tomado la decisión de no establecer límite a estos fondos.

4. El acuerdo de los gobiernos para acudir al rescate de los bancos con problemas de liquidez, ya sea a través de inyecciones de liquidez o la compra de acciones.

Por último, todo lo acontecido, y seguramente quede por acontecer ha desatado una corriente de aquellos que piden que las bases económicas capitalistas actuales, asentadas poco antes de la finalización de la segunda guerra mundial, en la conferencia de Bretton Woods, sean revisadas y se establezca un nuevo orden mundial, en la cual, Estados Unidos cómo primera potencia económica, podría salir gravemente perjudicada en beneficio de un reparto más equitativo en la alineación de las potencias desarrolladas.

Lo que sí es cierto, es que lo acaecido en estos últimos meses, pasará a libros de historia, y con ello un punto de inflexión en el cual debe haber un punto nuevamente de partida. Paradójicamente, EE.UU. el mayor defensor del libre mercado, ha sido el país que más ha intervenido en la actual crisis, dejando constatado las grandes deficiencias que establece el capitalismo, y con ello la revisión del actual sistema económico mundial.

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