sábado, 21 de junio de 2008

Un Tesoro

A veces miro lo que fui y veo lo que soy, ¿fruto de las acciones del pasado? quizá, pero si sé que no tengo que ver con aquella persona que quería unas cosas de la vida y ahora mira por otras.
Supongo que ello se debe a muchos factores, viajar, ver otras perspectivas, conocer a otras personas muy diferentes de las cuales me rodee estos últimos años, y aprender día a día, que las cosas salen como las quiere el destino y no uno mismo.

Leí hace poco un libro de lo más interesante, te hace cambiar la forma de ver las cosas y supongo que es un ejemplo para tomarlo como buen criterio para la vida de cualquiera. El Alquimista, un libro bien conocido por muchos, una fábula de la historia personal de cada uno, y no, mi intención no es promocionar el libro en estás líneas, simplemente recomendar a muchos que lo lean.

Supongo que aquello de que cada uno en esta vida tiene su historia personal y hace lo posible por realizarla es cierto, lo malo es que a veces se nos cruzan cosas o personas por el camino y ello nos impide alcanzar esa meta.
También aparecen señales por el camino, y ya cada uno, decide si seguir esas señales o ignorarlas.
A veces la vida te da un giro insospechado, te preguntas día tras día porqué estás haciendo eso o porque estás ahí, y como me sucedió, tenía la respuesta ante mí, pero no la ves hasta pasado un tiempo. A veces uno ha de hacer cosas que no le resultan gratas o estar en lugares poco gratificantes, pero simplemente puede ser porque es el camino a seguir para alcanzar un tesoro.

Yo encontré el mío, cosa que no es fácil, y no precisamente en la esquina de mi casa, el problema es que una vez que encuentras tú tesoro personal, la llave no se encuentra junto a él para poder abrirlo y has de continuar ese camino para juntar ese ansiado botín y su respectiva llave para abrirlo.

A veces pienso si es mejor dejar ese tesoro apartado y esperar que quizá más adelante tropiece por casualidad con esa codiciada llave, pero entonces sufro un chaparrón de pensamientos en mi mente, ¿y si nunca tropiezo con la llave? ¿si ese tesoro lo dejo tan olvidado que nunca más me acuerdo de ir a buscarlo? ¿si cuando regreso a por él, otra persona lo cogió antes que yo? Supongo que a todas estas preguntas solo puedo contestar diciendo, que cuando algo quieres has de perseguirlo, todos sabemos que tesoros en este mundo hay pocos, y si tropiezas con uno, lo inteligente sería hacerte con él.

Si algún día consigo juntar la llave con el tesoro, lo abriré, sé que el contenido de él quizá no me de la felicidad eterna ni la felicidad que ansiaba tener, pero me quedaré con el consuelo de haberlo abierto para comprobar el contenido de él, y no simplemente alejarme recordando como hubiera sido.


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